Una frase para reflexionar : "Las ideas no duran mucho. Hay que hacer algo con ellas." de Ramón y Cajal

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A PROPÓSITO DE PROPOSICIÓN DE COLEGA ALVARO MIRANDA

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Hace poco más de veinte años, cuando el país se aprontaba para el retorno a la democracia, o mejor dicho, para iniciar una larga y difícil transición, un grupo de colegas se organizó en el viejo IPS para formar su Asociación de Académicos para que contribuyera desde este joven centro de educación superior a ese proceso.

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Muchas cosas buenas y, quizás algunas no tan buenas, surgieron a partir de ese esfuerzo inicial.

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Es posible pensar que habiéndose logrado el objetivo central de ese proyecto e instauradas en la Universidad las formas democráticas de representación en casi todas las instancias de gobierno interno, ya no sería necesario seguir contando con dicha organización de representación y defensa de los intereses colectivos del cuerpo académico.

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Sin embargo, los hechos han demostrado con insistencia y cierto dramatismo que de  la tan ansiada democracia sólo habíamos logrado algo más que su sombra, pues esta se estaba construyendo sobre Estatutos de carácter dictatorial que nadie se ha esforzado por cambiar en Chile.

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Algunos soñadores, quizás de muy buena fe, pensaron que bastaba con la buena voluntad democrática de los próceres para utilizar prudentemente las fuertes atribuciones  que le asignaban a la autoridad para convivir  de acuerdo a criterios de participación, equidad y transparencia.

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Este error o ensueño, muchas universidades del estado lo han pagado caro o carísimo, y entre muchas otras, la UTEM.

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Afortunadamente, la capacidad de reflexión de los seres humanos, cuando el tiempo se lo permite, contribuye a tomar conciencia de las fallas e iniciar un proceso de recreación de las condiciones que facilitan el desarrollo de las organizaciones. (Y, cuando no, basta preguntarle a los antropólogos y arqueólogos sobre la enorme cantidad de pueblos o sociedades fallidas que hoy conocemos solo por sus vestigios).

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En consecuencia, probablemente ha llegado el momento que nuestra AFAUTEM conciente del dilema al que la UTEM se ve enfrentada, inicie un proceso de reflexión colectiva e invite a la comunidad a participar en encuentros por Facultades o Ampliadas, como lo fue el Primer Claustro Académico que surgió desde esa instancia.  

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La tarea no será fácil,  pues  aún hay mucha odiosidad dispersa por todas partes.
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Pero, ya sea por altruísmo o por razones de supervivencia, la mayor parte de los colegas más jóvenes que aún tiene una vida académica por delante de varios años, deben aunarse entre sí y con los Consejeros Superiores, tanto los Académicos como los del Gobierno, para enfrentar las difíciles contingencias que le deparan a la UTEM en el futuro inmediato y elaborar su propio Plan de Desarrollo Estratégico acorde a la realidad institucional y al marco actual de la Educación Superior, mucho más competitivo que el nos tocó vivir a los mayores.

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