LA QUIJOTADA DE LOS PROFESORES A HONORARIOS DE LA UTEM QUE FINANCIAN A SU UNIVERSIDAD
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Somos muchos los docentes que entregamos más de algunas horas de trabajo y de vocación al quehacer en el aula.
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Entre todas las carreras que imparte la UTEM, hay una que es mal mirada porque tiene fama de dar trabajo a quienes pareciera pretenden enriquecerse a costa de la docencia: la carrera, en fase terminal y desahuciada por la comunidad, de Pedagogía Básica (me refiero solo a ella, porque es allí donde me he desempeñado).
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Es comprensible que sea poco apreciada: una rareza en una universidad tecnológica. Solo que hemos relegado al olvido el significado del término “universidad”. Viene de universo, de universalidad y se refiere a la universalidad del conocimiento.
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Los futuros profesores de educación básica parece que no merecen una preocupación de nuestra universidad y menos preocupación parecen merecerla los docentes que desde hace años trabajamos a honorarios.
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Muchos nos hemos desplazado fuera de Santiago; hemos dejando nuestras camas cómodas y la compañía de la familia para emprender la quijotada de apoyar desde nuestros saberes de profesores a los futuros profesores. Y digo quijotada porque nadie que esté en su sano juicio hace lo que muchos hemos hecho: viajar cientos de kilómetros, sin viático, sin seguro de ningún tipo y, lo que es una locura, sin firmar convenio al inicio del semestre (y hoy ni siquiera al final) y sin percibir los honorarios que honradamente hemos ganado.
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Es más, corriendo el riesgo de que en el transcurso del semestre las autoridades se permitan rebajar el valor hora sin siquiera hablarlo con los docentes. Al menos para darnos la posibilidad de elegir si continuar o no hacerlo.
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La UTEM persiste en el viejo hábito de castigar a quienes la misma alma mater ha llamado a prestar servicios. Las autoridades cambian, se intenta hacer limpieza y es tal la asepsia que se logra, que hasta se argumenta que ya no hay plata para pagar honorarios.
Entonces descubrí que no solo entregué conocimientos, que no sólo parte de mi vida quedó en las carreteras que me llevaban a las aulas distantes de la UTEM; que no solo formé profesores a los que siempre inculqué el valor de la vocación y a quienes les dije muchas veces que estaban llamados a formar almas; y que mi objetivo no era sólo recibir los honorarios por mi trabajo; finalmente descubrí que me dediqué también a financiar a la UTEM.
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Yo asumí cursos, asumí asignaturas, cumplí con lo planificado y evalué lo que debían saber mis alumnos y sin embargo, se me dice que a los docentes a honorarios no se les pagará porque no hay plata.
Don Quijote es universal y se viste también con falda, es docente a honorarios de la UTEM y se permite financiarla.
Rosa María Montes Miranda
Filóloga (Ph.D),
Profesora de Lengua Rusa y Literatura
Magíster en Ciencias Filológicas
Profesora Asistente
del Departamento de Humanidades
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NOTA EDITOR:
ESTIMADA SRA. ROSA: En mi calidad de antiguo profesor de la UTEM y ex académico de la U. de Chile, realmente me apena lo que uds. han sufrido como consecuencia de lo obrado por un grupo de nuestros colegas, los que utilizando la autonomía de una universidad estatal surgida al calor del entusiasmo post dictadura con el nombre y carácter tecnológico, crearon en forma imprudente una carrera al margen de las estructuras institucionales oficiales y sin contar con los elementos esenciales para ello, ni haber hecho durante muchos años ningún esfuerzo para normalizarla.
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Los motivos que pudieron tener para una imprudencia de esta envergadura se pueden inferir de los intereses creados que se escondían detrás de este proyecto. Mantenerla al márgen de las estructuras de la universidad les convenía económicamente pues con eso se impidió el Control de la Comunidad Académica estable y de la Contraloría Interna y de la Contraloría General de la República. Más aun, la gestión de este proyecto que pudo haber sido una joya para la UTEM, quedó desprestigiado por haber sido entregada su gestión a una "extraña sociedad anónima", que muchos años después la Contraloría General descubrió que funcionaba al márgen del Estado de Derecho.
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De no haber sido por el escándalo producido por el "negocio" de Criminalística que ha arruinado el prestigio y las finanzas de nuestra universidad, quizás jamás las Pedagogías Básicas que se dictaban en decenas de ciudades utilizando estructuras prestadas y profesores a honorarios segregados de la comunidad académica UTEM se hubieran conocido, gracias a la colaboración que recibían nuestros "académicos" de los responsables ministeriales de supervisar este proceso de formación de docentes.
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Hoy, los alumnos de estas carreras en proceso de término, han sido integrados formalmente a la UTEM, dada la responsabilidad que implícitamente adquirió la UTEM al entregar su patrocinio a los gestores del proyecto. Sin embargo, sus docentes no ha sido posible, ni lo será, integrarlos a las estructuras universitarias pues carecemos de la Facultad de Educación que se requiere para implementar la Carrera de Pedagogía Básica o cualquier otra, y sólo cabe contratarlos a honorarios dado el carácter "no regular" del servicio prestado, ya que los cursos están en proceso de extinción.
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Lamentablemente, la UTEM ha quedado con sus finanzas destruidas y se carece del capital de trabajo mínimo requerido para funcionar adecuadamente y cumplir con muchas de sus obligaciones.
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Como en todas estas situaciones, los perjudicados suelen ser los más débiles, dado que los que hicieron el "gran negocio", abandonaron el buque dejando las responsabilidades a la universidad que los cobijó.
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Sin embargo, de una forma u otra, la UTEM deberá pagar sus compromisos salariales con los colegas que atienden la pedagogías, una vez que se diseñe un Plan Financiero de Emergencia, pues sus profesores, en su mayoría, no son responsables de lo ocurrido.
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Saluda a ud.
Claudio Vila Ceppi
Editor
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Somos muchos los docentes que entregamos más de algunas horas de trabajo y de vocación al quehacer en el aula.
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Entre todas las carreras que imparte la UTEM, hay una que es mal mirada porque tiene fama de dar trabajo a quienes pareciera pretenden enriquecerse a costa de la docencia: la carrera, en fase terminal y desahuciada por la comunidad, de Pedagogía Básica (me refiero solo a ella, porque es allí donde me he desempeñado).
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Es comprensible que sea poco apreciada: una rareza en una universidad tecnológica. Solo que hemos relegado al olvido el significado del término “universidad”. Viene de universo, de universalidad y se refiere a la universalidad del conocimiento.
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Los futuros profesores de educación básica parece que no merecen una preocupación de nuestra universidad y menos preocupación parecen merecerla los docentes que desde hace años trabajamos a honorarios.
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Muchos nos hemos desplazado fuera de Santiago; hemos dejando nuestras camas cómodas y la compañía de la familia para emprender la quijotada de apoyar desde nuestros saberes de profesores a los futuros profesores. Y digo quijotada porque nadie que esté en su sano juicio hace lo que muchos hemos hecho: viajar cientos de kilómetros, sin viático, sin seguro de ningún tipo y, lo que es una locura, sin firmar convenio al inicio del semestre (y hoy ni siquiera al final) y sin percibir los honorarios que honradamente hemos ganado.
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Es más, corriendo el riesgo de que en el transcurso del semestre las autoridades se permitan rebajar el valor hora sin siquiera hablarlo con los docentes. Al menos para darnos la posibilidad de elegir si continuar o no hacerlo.
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La UTEM persiste en el viejo hábito de castigar a quienes la misma alma mater ha llamado a prestar servicios. Las autoridades cambian, se intenta hacer limpieza y es tal la asepsia que se logra, que hasta se argumenta que ya no hay plata para pagar honorarios.
Entonces descubrí que no solo entregué conocimientos, que no sólo parte de mi vida quedó en las carreteras que me llevaban a las aulas distantes de la UTEM; que no solo formé profesores a los que siempre inculqué el valor de la vocación y a quienes les dije muchas veces que estaban llamados a formar almas; y que mi objetivo no era sólo recibir los honorarios por mi trabajo; finalmente descubrí que me dediqué también a financiar a la UTEM.
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Yo asumí cursos, asumí asignaturas, cumplí con lo planificado y evalué lo que debían saber mis alumnos y sin embargo, se me dice que a los docentes a honorarios no se les pagará porque no hay plata.
Don Quijote es universal y se viste también con falda, es docente a honorarios de la UTEM y se permite financiarla.
Rosa María Montes Miranda
Filóloga (Ph.D),
Profesora de Lengua Rusa y Literatura
Magíster en Ciencias Filológicas
Profesora Asistente
del Departamento de Humanidades
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NOTA EDITOR:
ESTIMADA SRA. ROSA: En mi calidad de antiguo profesor de la UTEM y ex académico de la U. de Chile, realmente me apena lo que uds. han sufrido como consecuencia de lo obrado por un grupo de nuestros colegas, los que utilizando la autonomía de una universidad estatal surgida al calor del entusiasmo post dictadura con el nombre y carácter tecnológico, crearon en forma imprudente una carrera al margen de las estructuras institucionales oficiales y sin contar con los elementos esenciales para ello, ni haber hecho durante muchos años ningún esfuerzo para normalizarla.
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Los motivos que pudieron tener para una imprudencia de esta envergadura se pueden inferir de los intereses creados que se escondían detrás de este proyecto. Mantenerla al márgen de las estructuras de la universidad les convenía económicamente pues con eso se impidió el Control de la Comunidad Académica estable y de la Contraloría Interna y de la Contraloría General de la República. Más aun, la gestión de este proyecto que pudo haber sido una joya para la UTEM, quedó desprestigiado por haber sido entregada su gestión a una "extraña sociedad anónima", que muchos años después la Contraloría General descubrió que funcionaba al márgen del Estado de Derecho.
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De no haber sido por el escándalo producido por el "negocio" de Criminalística que ha arruinado el prestigio y las finanzas de nuestra universidad, quizás jamás las Pedagogías Básicas que se dictaban en decenas de ciudades utilizando estructuras prestadas y profesores a honorarios segregados de la comunidad académica UTEM se hubieran conocido, gracias a la colaboración que recibían nuestros "académicos" de los responsables ministeriales de supervisar este proceso de formación de docentes.
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Hoy, los alumnos de estas carreras en proceso de término, han sido integrados formalmente a la UTEM, dada la responsabilidad que implícitamente adquirió la UTEM al entregar su patrocinio a los gestores del proyecto. Sin embargo, sus docentes no ha sido posible, ni lo será, integrarlos a las estructuras universitarias pues carecemos de la Facultad de Educación que se requiere para implementar la Carrera de Pedagogía Básica o cualquier otra, y sólo cabe contratarlos a honorarios dado el carácter "no regular" del servicio prestado, ya que los cursos están en proceso de extinción.
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Lamentablemente, la UTEM ha quedado con sus finanzas destruidas y se carece del capital de trabajo mínimo requerido para funcionar adecuadamente y cumplir con muchas de sus obligaciones.
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Como en todas estas situaciones, los perjudicados suelen ser los más débiles, dado que los que hicieron el "gran negocio", abandonaron el buque dejando las responsabilidades a la universidad que los cobijó.
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Sin embargo, de una forma u otra, la UTEM deberá pagar sus compromisos salariales con los colegas que atienden la pedagogías, una vez que se diseñe un Plan Financiero de Emergencia, pues sus profesores, en su mayoría, no son responsables de lo ocurrido.
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Saluda a ud.
Claudio Vila Ceppi
Editor