sábado, 24 de enero de 2009

COMENTARIO ANÓNIMO QUE HAGO MÍO

" Sr. Editor:
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"HABLEMOS DE CONCIENCIA MORAL.
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"En estos días se encuentra en las carteleras de los cines la película “El niño con el pijama de rayas”. En ella se muestra el lado oscuro de algunos seres humanos, cuando la conciencia moral es derrotada por una ideología que con argumentos insostenibles intenta justificar lo injustificable.
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"Guardando las distancias y las relaciones, al ver la película no pude dejar de pensar en lo que ocurre en nuestra Universidad. Pues a pesar de la amarga experiencia vivida, con nuestra institución prácticamente quebrada y desprestigiada por la "megalomanía" de un individuo, sus colaboradores más cercanos no fueron capaces de analizar las denuncias que una minoría conciente de la gravedad de los hechos hacían respecto de los manejos administrativos y financieros.
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"Y, lo más grave es que aún persisten en continuar con la dinámica propia de quienes han perdido toda conciencia moral.
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"Ello les impide analizar en un contexto corporativo el grave daño sufrido por haber actuado justamente de la forma irreflexiva en que continúan hoy, es decir, obedeciendo órdenes o sugerencias de cómo votar por ciertas tripletas, que de algún modo fueron las mismas que contribuyeron al actual estado en que se encuentra la Universidad.
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"Como resultado más inmediato, tratan de hacer sentir que han “ganado”.
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"Esa escasa capacidad de análisis sólo puede estar basada en intereses pequeños y personales, como por ejemplo el pensar que de esa forma podrán retomar o conservar el "carguito".
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"Cualesquiera que sean las motivaciones, sin duda, no han pensado en una Universidad del futuro, distinta, sino que siguen pensando en la Universidad de estos últimos 9 años, en que los “premios” o prebendas anduvieron a la orden del día.
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" Esta situación ha generado que muchos colegas (aún sin ocupar cargos) se acostumbraron a obtener jugosos dividendos vía mecanismo de adjudicarse “prácticas” en la noche sin hacer realmente nada, o aquellos que usando el tiempo de la Universidad (por el cual fue contratado y se le paga) corren presurosos a ejercer docencia a una Universidad Privada.
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"Hay muchos ejemplos, pero todos y cada uno de ellos habla del delgado hilo que separa a una persona recta y honesta de aquella que poco a poco, cual metamorfosis se va transformando en alguien que ha perdido toda conciencia moral.
"Eso es en definitiva lo que ha marcado y seguirá marcando el destino de esta Universidad.
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"Si no modificamos radicalmente este tipo de comportamiento, estamos destinados a desaparecer, debido a que la mediocridad no tiene cabida en los nuevos escenarios competitivos de la Educación Superior. (Y, ésta, siempre va acompañada de la pérdida de la conciencia moral)."
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C. VILA C.
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PD. Ruego disculpar la apropiación

4 comentarios:

Claudio Vila Ceppi dijo...

Si los colegas que conservan su conciencia moral viva y despierta reaccionan valientemente y se deciden a enfrentar esta enfermedad moral, aunque sean minoría, triunfarán, pues el mal no resiste ante el valor moral de quienes enarbolan la verdad con valentía.

Anónimo dijo...

Reflexión sincera y académica. Felicito al que la realizó.
Debemos reaccionar con valentía y jugar contra el tiempo, dado que cada día es importante para el logro de un sólo objetivo "hacer de nuestra universidad algo mejor".
Hago un llamado a todos a mejorar la universidad en el día a día, denunciando, ejecutando con màs eficiencia,en resumen, perder el miedo y autoexigirnos.

Anónimo dijo...

¡¡¡Ahora vienen con esto!!!! Esa fue mi propuesta hace un mes atrás y dije que había que actuar de manera informada y no dando palos de ciego y me acusaron de estar apoyando a la Rectora, de traición y otras cosas más. ¡¡¡Claro que estamos en contra el tiempo y ahora nos queda un mes menos!!! Si recién lo están pensando, de aquí a que se decidan a ser concretos y decididos en tomar un compromiso valiente, la UTEM ya estará cerrada!!!!
¡¡¡PLOP!!!

Anónimo dijo...

Muy buen llamado de atención a todos, en especial a los inmorales, a los que han perdido la verguenza, a los que sólo piensan en los bienes materiales y que creen que al morir no se van a descomponer.