jueves, 14 de abril de 2011

A PROPÓSITO DE COMENTARIO ANTERIOR : GENARO ARRIAGADA ANALIZA ESTILO DE GOBIERNO

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Piñera y el "micromanagement"
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"...Esta forma de gestión que es muy negativa para las empresas, si se aplica a los gobiernos es simplemente ruinosa...".
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Genaro Arriagada

Al analizar las formas del gobierno de Piñera -no su sustancia que debiera ser objeto de un artículo distinto-, se descubre que hay un gran acuerdo entre sus partidarios y adversarios. Se le critica su excesivo personalismo; su irrefrenable tendencia a la improvisación que lo lleva a las "piñericosas" que uno de sus partidarios definió como "citas mal hechas, fechas cambiadas, chistes poco apropiados"; una sobreexposición mediática; la ampulosidad de muchos de sus anuncios; su falta de cuidado con la formalidad republicana inherente a su cargo, y aún otras fallas o males.
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Compartiendo muchas de esas críticas, creo que hay otra, que es más grave y que no he visto mencionada. Es la tendencia a un tipo de gestión que los manuales de administración describen como "micromanagement" y que se puede definir como la acción desorbitada de un jefe por controlarlo todo, negarse a delegar y preocuparse incluso por los detalles menores. El micromanagement es la negación del liderazgo; no empodera a los subalternos; hace al jefe preocupado de lo accesorio en vez de mirar al gran diseño; desalienta a los subordinados a tomar decisiones pues están en constante riesgo de ser contradichos o desautorizados; destruye el sentido de equipo; daña las líneas de comunicación al interior de la organización.
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Obviamente el jefe que sufre de esta falla nunca se reconocerá a sí mismo como un "micromanager" sino como un "perfeccionista", un ser altamente inteligente capaz de retener en su cabeza todos los detalles de su empresa y de cada uno de sus proyectos.
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Esta forma de gestión que es muy negativa para las empresas, si se aplica a los gobiernos es simplemente ruinosa.
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Un presidente omnipresente comprometido en el micromanagement de su gobierno o, dicho más suavemente, un presidente 24 x 7 (24 horas los 7 días de la semana) más que una "nueva forma de gobernar" es un absurdo que se paga caro y además un despropósito de antigua data.
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