Sr Editor:
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El siguiente artículo del periodista Tomás Eloy Martínes, sobre el estafador de corbata Bernard Madoff me trajo a la memoria nuestra realidad en esta pequeña comunidad universidad que aún no escarmienta. Yo le llamaría “Realidades Paralelas”.
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El siguiente artículo del periodista Tomás Eloy Martínes, sobre el estafador de corbata Bernard Madoff me trajo a la memoria nuestra realidad en esta pequeña comunidad universidad que aún no escarmienta. Yo le llamaría “Realidades Paralelas”.
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Le entrego un extracto del artículo que es muy clarificador:
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En todos los medios abundan expertos que advierten los rasgos propios de los psicópatas en la sonrisa neutra con que el detenido elude las cámaras y también en la monótona insensibilidad con que agradeció ante el juez la oportunidad de enfrentar sus crímenes: la habilidad para manipular y engañar sin sentir remordimiento, un narcisismo que los hace creerse con derecho a todo.
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Por último, la básica opción de la avaricia también ha ganado un lugar en la opinión pública: el hombre que de sus modestos orígenes en el barrio de Queens, donde pagaba 87 dólares de alquiler por su primer departamento de dos ambientes con su esposa Ruth, terminó por ser dueño de un penthouse en el privilegiado Upper East Side de Manhattan, de un yate que navegaba de un lado a otro en la Riviera francesa, de parte de dos jets privados y una mansión en Palm Beach, Miami, en cuyo Country Club (350.000 dólares de cuota de ingreso) reclutó a una buena porción de sus víctimas.
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Por un camino o por otro, se llega a la idea predominante de que Madoff se sentía Dios. El terror que sus manías obsesivas causaban a sus empleados es materia de leyenda, como su ascenso desde una juventud de estudiante de Derecho e instalador de sistemas de riego para jardines a la plateada madurez de asesor financiero codiciado entre los ricos. (...)
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Y eso era lo que hacía. Les creó un espejismo de riqueza babilónica y una mañana los despertó en el infierno. Su caída ha causado hasta el momento dos suicidios sobresalientes: el del aristócrata René Thierry Magon de la Villehuchet, quien había invertido con él 1.500 millones propios y de sus amigos, y el del plebeyo jubilado William Foxton, quien dejó al cuidado de Madoff los ahorros de sus magros salarios, con cuyos intereses mensuales contaba para vivir.
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Muchas organizaciones filantrópicas han debido cerrar sus puertas y hasta la Fundación para la Humanidad de Elie Wiesel, cuyos 15 millones administraba Bernard Madoff Investment Securities, se salvó por una ola de solidaridad que repuso el vacío. "No creo que otro enemigo haya producido tanto daño en la colectividad judía de los Estados Unidos como este canalla entre canallas", dijo Wiesel,(...)
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Madoff supo siempre que su fondo de inversión era un colosal engaño, pero estaba convencido de que, cuanto más redoblara la apuesta, más seguros se iban a sentir los inversores. Estaba creando, como alguna vez les dijo a sus contertulios de Miami, "una telaraña mejor que la de Dios".
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En todos los medios abundan expertos que advierten los rasgos propios de los psicópatas en la sonrisa neutra con que el detenido elude las cámaras y también en la monótona insensibilidad con que agradeció ante el juez la oportunidad de enfrentar sus crímenes: la habilidad para manipular y engañar sin sentir remordimiento, un narcisismo que los hace creerse con derecho a todo.
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Por último, la básica opción de la avaricia también ha ganado un lugar en la opinión pública: el hombre que de sus modestos orígenes en el barrio de Queens, donde pagaba 87 dólares de alquiler por su primer departamento de dos ambientes con su esposa Ruth, terminó por ser dueño de un penthouse en el privilegiado Upper East Side de Manhattan, de un yate que navegaba de un lado a otro en la Riviera francesa, de parte de dos jets privados y una mansión en Palm Beach, Miami, en cuyo Country Club (350.000 dólares de cuota de ingreso) reclutó a una buena porción de sus víctimas.
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Por un camino o por otro, se llega a la idea predominante de que Madoff se sentía Dios. El terror que sus manías obsesivas causaban a sus empleados es materia de leyenda, como su ascenso desde una juventud de estudiante de Derecho e instalador de sistemas de riego para jardines a la plateada madurez de asesor financiero codiciado entre los ricos. (...)
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Y eso era lo que hacía. Les creó un espejismo de riqueza babilónica y una mañana los despertó en el infierno. Su caída ha causado hasta el momento dos suicidios sobresalientes: el del aristócrata René Thierry Magon de la Villehuchet, quien había invertido con él 1.500 millones propios y de sus amigos, y el del plebeyo jubilado William Foxton, quien dejó al cuidado de Madoff los ahorros de sus magros salarios, con cuyos intereses mensuales contaba para vivir.
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Muchas organizaciones filantrópicas han debido cerrar sus puertas y hasta la Fundación para la Humanidad de Elie Wiesel, cuyos 15 millones administraba Bernard Madoff Investment Securities, se salvó por una ola de solidaridad que repuso el vacío. "No creo que otro enemigo haya producido tanto daño en la colectividad judía de los Estados Unidos como este canalla entre canallas", dijo Wiesel,(...)
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Madoff supo siempre que su fondo de inversión era un colosal engaño, pero estaba convencido de que, cuanto más redoblara la apuesta, más seguros se iban a sentir los inversores. Estaba creando, como alguna vez les dijo a sus contertulios de Miami, "una telaraña mejor que la de Dios".
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NOTA EDITOR: LOS MADOFF EXISTEN EN TODAS PARTES Y EN TODA ORGANIZACIÓN SOCIAL. SIEMPRE APARECEN LOS QUE QUIEREN VIVIR DEL TRABAJO DE OTROS, Y LOS MÁS CODICIOSOS QUIEREN ADUEÑARSE DE TODO EL PRODUCTO DEL TRABAJO AJENO.
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COMO DICE EL AUTOR DEL TEXTO, SE CREEN DIOSES QUE ESTAN POR ENCIMA DEL BIEN Y EL MAL, PUES CONSIDERAN QUE LA MORAL NO RIGE PARA ELLOS.
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SIN EMBARGO, PARTE DE LA CULPA LA TIENEN TODOS LOS QUE POR COMODIDAD O POR TEMOR, LES DEJAN LA PEGA DE GOBERNAR Y NO SE TOMAN LA MOLESTIA DE CONTROLAR.
2 comentarios:
¡Que increible como se repite la historia! y que aún algunos no logren entender.
ste es un claro ejemplo de codicia sin límites, pero la diferencia con el caso de nuestra Universidad, es que a Madoff lo están enjuiciando,...
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Lo peor de todo y que refleja un triste retrato de nustra gente, es que algunos continúan con la misma dinámica de los contubernios electorales.
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