UN PUEBLO AGRADECIDO
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Los chilenos, al menos los de clases medias y sectores populares, decididamente somos un pueblo agradecido que reconoce los esfuerzos y la buena voluntad de sus dirigentes pese a sus fracasos.
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Estamos viendo en estos días el aprecio popular por el entrenador y miembros de nuestra delegación deportiva, que a diferencia de lo que ocurre con la Delegación Francesa y otras , a las que por menos les han querido cortar la cabeza.
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Pero, no sólo en el futbol se nota esta actitud de buena crianza de nuestro pueblo, pues basta subirse a un bus del Transantiago o tomar el Metro a cualquier hora del día para admirarse de la comprensión y paciencia de nuestros compatriotas, los que pese a todas las incomodidades que deben sufrir día a día, votaron en casi un 50 % por la continuidad del gobierno que propició el mayor desastre visto en el transporte urbano de una ciudad.
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Otro ejemplo, digno de llamar la atención es el profundo agradecimiento que aún demuestran varios de nuestros colegas por aquellos que han puesto a la UTEM al borde de una crisis de consecuencias imponderables, votando a favor de uno de sus principales responsables; sin contar con todos aquellos que luego de haber disfrutado de los múltiples beneficios que distribuía generosamente el ex rector, se retiraron gozando de un abundante beneficio final pese a las severas dificultades financieras de la universidad.
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Probablemente, un buen sociólogo descubra algún día la clave de esta actitud, que desde cierto punto de vista podría ser considerada una virtud; pero que de otra, despierta muchas inquietudes respecto de la verdadera motivación que quizás se esconde tras esta aparente gratitud.
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