martes, 27 de mayo de 2008

UN PASO EN FALSO DEL CONSEJO SUPERIOR

¡ CUIDADO ¡
EL CONSEJO SUPERIOR DIO UN PASO EN FALSO
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Hoy el Consejo superior ha dado otro paso en falso, los Consejeros de Gobierno por encargo del MINEDUC, pretenden sacar las castañas del fuego con la mano del gato. Obviamente no quedaron conformes con las propuestas de los académicos y menos aún con el veto de los alumnos a nuestra colega Haydee Gutierrez.
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Probablemente, no esperaban que se descubriera los compromisos que había adquirido con el Sr. Avendaño en el pasado reciente. Sin embargo, por mucho que nos esforcemos para tener Alzheimer, estamos llenos de documentos que respaldan nuestro historial político en la universidad.
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En la vida de los seres humanos que tienen graves responsabilidades, mucho más importante que los discursos amononados para las grandes ocasiones, es lo que se hizo o se dejó de hacer o decir cuando sus responsabilidades lo exigían en haras del bien común.
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El silencio ominoso frente a hechos que desbordaban la racionalidad más elemental en una universidad del estado, viendo crecer una carrera aprobada con cuarenta vacantes, que al cabo de un año ya tenía mil; y, luego dos mil y tres mil... hasta llegar a seis mil y algo, no resulta presentable en ninguna circunstancia ni lugar, y menos para una persona que ha sido elegida para ocupar uno de los cinco cargos más altos al que pueda aspirar un académico universitario: Consejero Superior.
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No es el propósito de entrar en detalles de otros muchos aspectos de su gestión que retratan su responsabilidades en la marcha de esta universidad. Quien quiera más información puede leer las actas del Consejo Superior que relatan lo que se dijo y lo que no se dijo oportunamente.
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No es mi propósito dañar la colega por asuntos superficiales, pero si ella desea asumir la responsabilidad de conducir esta universidad en medio del desatre en que la deja sumida el Sr. Avendaño, a sólo un año de la carta de adhesión que le firmó en Mayo del 2007, en medio del jolgorio electoral de la tercera reelección, debe poner claramente sus cartas sobre la mesa y no ocultar frente a los estudiantes su doble elección de Consejera Superior ni las responsabilidades que le competen.
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La única manera de poder restablecer las confianzas en esta universidad es con la verdad y toda la verdad. No basta con un poco de verdad y declaraciones de buenas intenciones, sino se hace un sincero mea culpa respecto de lo obrado y lo dejado de obrar.
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Sin la verdad plena y total expuesta a todo espectador, no podrá restablecerse la confianza que se requiere para poder reiniciar la vida universitaria. La universidad es el lugar de privilegio donde los seres humanos deben buscar y decir la verdad.
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Resuelto ese entre dicho, podremos volver a encontrarnos en el proceso de reconstruír la UTEM, para el bien de nuestros estudiantes y la posibilidad de desarrollo de las capacidades de nuestro colegas académicos y funcionarios más jóvenes.
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Los más viejos junto con preparar nuestra retirada del mundo laboral, también estamos más próximos al retiro final del banquete de la vida; y , en consecuencia deberíamos tratar de dejar un mundo un poquito mejor a los que nos van a reemplazar en la "carrera de postas" de la vida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esta historia parece no terminar. Debemos tener presente que no tan solo alumnos, funcionarios y académicos están mirando el desarrollo de los acontecimientos, sino que también las familias de cada uno de los integrantes de esta comunidad.

Quien sea la persona que dirija temporalmente los destinos de la Universidad tendrá la tarea urgente de encauzarla por el camino de la transparencia y rectitud de las decisiones. El equipo asesor que le acompañe debe estar compuesto por personas íntegras que vayan en busca de una sana convivencia universitaria, sin que esto signifique guardar silencio ante hechos que probablemente se encontrarán al revisar la documentación.

Una comunidad crece y se fortalece cuando el actuar de cada uno de sus integrantes se sustenta en la verdad, honestidad, respeto y rectitud.


Rolly Buccioni Vadulli