domingo, 1 de febrero de 2009

IMPORTANTES INFORMACIONES EN EL MERCURIO DE DOMINGO 01/02/09

NUEVO TRATO CON UNIVERSIDADES ESTATALES

EL MERCURIO DOMINGO 01/02/09
(PÁGINA A-19)
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Con un llamado al país a preservar los valores republicanos, la calidad y equidad que promueve la educación superior pública, el rector de la U. de Chile, Víctor Pérez Vera, invitó a reflexionar sobre la relación del Estado y sus universidades, entregando un conjunto de propuestas concretas en el documento de trabajo "Nuevo Trato".
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Ello, durante la inauguración del Encuentro Internacional La Universidad Pública: Desafío para el Siglo XXI, que reunió a la ministra de Educación, Mónica Jiménez; el ministro Secretario General de la Presidencia, José Antonio Viera-Gallo; el senador Ricardo Núñez; la jefa de la División de Educación Superior, Sally Bendersky; parlamentarios, empresarios, conferencistas y los rectores Juan Manuel Zolezzi, de la U. de Santiago de Chile; Héctor Gaete, de la U. del Biobío; Sergio Pulido, de la U. de Tarapacá; Patricio Sanhueza, de la U. de Playa Ancha; Sergio Bravo, de la U. de La Frontera, y Aldo Valle, de la U. de Valparaíso.También participaron expertos en educación superior, representando a Francia, Alemania, Inglaterra, Bélgica, Estados Unidos, Brasil y Argentina.

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http://diario.elmercurio.com/2009/02/01/vida_social/vida_social/noticias/5524D5E5-368D-4B19-964A-5D8910319CDD.htm?id={5524D5E5-368D-4B19-964A-5D8910319CDD}

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William Massy, consultor estadounidense señala:

"La crisis será dolorosa para las universidades"
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El economista y profesor emérito de Stanford asegura que las convulsiones financieras golpearán a la educación superior.
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Eso sí, afirma que esta es una gran oportunidad para que las instituciones mejoren su forma de enseñar.
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(MANUEL FERNÁNDEZ Y AMALIA TORRES)

Mientras en Chile la crisis financiera obligó a paralizar las obras de Costanera Center, en Estados Unidos ya llegó incluso a las universidades, con recortes en los aportes públicos a la educación superior, sueldos congelados hasta nuevo aviso y problemas de los estudiantes para pagar los aranceles.
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Una realidad que el doctor en economía del MIT y profesor emérito de Stanford, William Massy, ha respirado de cerca gracias a su experiencia como consultor de una larga lista de instituciones de educación superior norteamericanas.
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Cómo responder ante la crisis fue el tema de un artículo que escribió en enero para la revista especializada The Chronicle of Higher Education y que expuso en Santiago, en la 5ª Jornada de Gestión Universitaria, organizada por la Universidad Católica.-
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En su artículo hay una frase llamativa: "Sería terrible desperdiciar una crisis"."Los chinos escriben 'crisis' con dos caracteres: uno significa 'problema' y el otro, 'oportunidad'.
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Esta crisis será dolorosa para las universidades, pero también será una gran oportunidad para que mejoren su trabajo".-¿Por qué dolorosa?"Porque los recursos que reciben disminuyen, mientras las exigencias hacia ellas se mantienen o crecen.
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Ante esto, la respuesta típica ha sido cerrar carreras, echar académicos y cancelar los planes de infraestructura".
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-Pero usted plantea que esa respuesta ya no sirve."En la U. de New Hampshire llevan años con problemas financieros y hay departamentos que han reducido su plana académica en un tercio, en una década. Además, para equilibrar su presupuesto, aumentaron sus vacantes.
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En suma, cursos más grandes, menos profesores y una evidente merma en la calidad. ¡Ni siquiera piden trabajos escritos, porque no alcanzan a revisarlos!
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En ese panorama, es inevitable que una caída en los recursos dañe la calidad".
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-¿Y esta crisis puede ayudar a mejorar eso?"
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Cuando los recursos son escasos, hay que aprovechar al máximo cada dólar. Eso es la productividad, un concepto que ha tenido nulo impacto en el área académica.
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Hoy los académicos revisan cerros de trabajos, hacen las investigaciones completas y destinan el 89% de sus horas de clases a volver atrás, para explicar algo que no se entendió. Es un esquema muy improductivo: trabajan duro, pero generan menos investigación y menos aprendizajes de lo que podrían".
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-O sea, ¿esta crisis debiera cambiar la forma en que se investiga y se enseña en las universidades?
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"Así es. Me tocó asesorar a la U. de Minnesota en Rochester, que se tomó esto muy en serio y cambió sus clases. En economía, el académico ya no pierde el tiempo explicando algo tan básico como las curvas de oferta y demanda. Las presenta en un modelo que los alumnos ven en un computador. Les pide que lo analicen y discutan entre ellos, con el apoyo de alumnos asistentes, que son mucho menos costosos. En pocos minutos, todos entienden y el profesor puede ir luego a temas más profundos: cómo afectan esas curvas a la sociedad, qué significan, por qué sube el precio de un producto. Así, el académico puede trabajar con más alumnos y genera mejores aprendizajes. Necesita menos horas de clase y tiene más tiempo para investigar".
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-¿Qué tan urgentes son estos cambios?"
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Es muy probable que las universidades, tal como las conocemos, sean como esa rana que chapotea feliz mientras el agua se calienta cada vez más hasta cocinarla. En Estados Unidos, las universidades con fines de lucro están desplazando a las tradicionales. Eso es una vergüenza. (NOTA EDITOR: ¿qué dirán sobre ésto, el Sr. Carlos Peña y JJ.Brunner?)
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Es hora de que las universidades tradicionales despierten y se interesen en estos cambios".
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Los pronósticos para Chile CARLOS PEÑA del Rector de U. Diego Portales: "No hay ninguna evidencia que permita asegurar que el sistema universitario se haya visto afectado por la crisis. Pero es probable que durante el curso del año la crisis se manifieste en altas tasas de morosidad, hablando en el conjunto del sistema, no de esta universidad. Que haya problemas para pagar los aranceles porque, desgraciadamente, en Chile son demasiado altos. Mi impresión es que las universidades privadas, que suelen estar bien administradas, con plantas centrales más o menos pequeñas, no debieran tener problemas. Además, la composición social de sus estudiantes ayuda.

En el caso de nuestra universidad hemos tomado cautelas: subimos los aranceles menos que el IPC y tomamos la decisión de incrementar en 50% el fondo de becas".
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JUAN MANUEL ZOLEZZI (Rector U. de Santiago):
"La crisis va a afectar a todos los chilenos, sin lugar a dudas, y a las distintas instituciones. Si aumenta la cesantía, es probable que incida en un alza en la morosidad. Por lo tanto, esto va a afectar a todo el sistema universitario. En nuestro caso dependemos en un porcentaje importante de los aranceles y es probable que tengamos un impacto de ese tipo. Por eso hemos estado haciendo simulaciones de una morosidad que puede ir de un 5 a un 30%, y viendo medidas que podríamos tomar. Pero no pasará por una reducción de personal; no podemos disminuir la calidad ni la cantidad. Sí podemos reducir costos en consumos básicos, con campañas de ahorro, por ejemplo. Sin embargo, ver la crisis como una oportunidad es difícil a corto plazo. Quizás sí en un período de 3 años".
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JOSÉ RODRÍGUEZ (Rector U. Federico Santa María)
"Yo creo que la crisis aún no se ha reflejado, pero no me caben dudas de que en algún momento va a ocasionar morosidad en los pagos. Por eso en marzo vamos a meditar qué se puede hacer en los procesos educativos y financieros para robustecernos. Si más alumnos necesitan asistencia, vamos a tener que buscar la mejor forma de responder, siendo creativos. La crisis, más que un problema, hay que verla como una oportunidad. En este sentido, para nosotros es importante el impacto económico de acortar la duración de las carreras y mejorar las tasas de aprobación, porque reprobar un ramo tiene un mayor costo. Entonces tenemos que reforzar nuestro trabajo para aumentar la calidad de los profesores y que así los alumnos aprendan de la mejor forma".
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Febrero de 2009
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Universidades y el monopolio de lo público
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CARLOS WILLIAMSON
Prorrector Pontificia Universidad Católica
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Sorprende la contumaz insistencia de rectores de universidades del Estado de declarar los superiores derechos de esas casas de estudio a gozar de un trato especial, dejando entrever de paso una suerte de predilección hacia algunas universidades privadas que reciben fondos fiscales sin merecerlos.
No deja de ser paradójica esta denuncia. En los hechos, la política de nuevo trato económico en exclusividad ya está vigente. El Gobierno aportará 100 millones de dólares al fomento de las humanidades y las artes en las universidades estatales. Se convino un aporte de 7 mil millones de pesos para el pago de indemnizaciones derivadas de la renovación de sus plantas académicas. Los proyectos Mecesup contemplan una línea especial de financiamiento basada en convenios de desempeño. Y, por cierto, hay leyes especiales de excepción en el presupuesto anual del fisco.
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Pero el discurso no queda sólo en pedir. Se hacen también comparaciones que carecen de fundamento. En el trasfondo aparece la falsa creencia de que son las entidades estatales, por su origen de propiedad, los custodios de los valores públicos que contribuyen al "ethos" cultural y social de una nación. La evidencia empírica sobre rendimiento académico y generación de nuevo conocimiento, o sea, de bienes públicos, no respalda esta tesis. Las universidades privadas tradicionales que reciben aportes basales del Estado son más productivas en investigación y en publicaciones de alto impacto social, económico y tecnológico.
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Por otro lado, es correcto decir que la universidad forja la cultura de los pueblos, entendida la cultura como un modo de ser, de comunicarse y, a fin de cuentas, de "vivir una vida verdaderamente humana". En las universidades con vocación pública se busca que los jóvenes aprendan a "ser" más, o sea, a ser mejores personas y no sólo a "tener" más; es decir, a adquirir sólo un oficio o una profesión para ganarse la vida.
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Las universidades con sentido de lo público crean el ambiente para el cultivo del saber, son un espacio de diálogo y reflexión y un lugar de encuentro donde las personas confrontan perspectivas con espíritu crítico y con sabiduría ponen el conocimiento al servicio de la sociedad.
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Hay pruebas de sobra de que ese espíritu ha estado presente desde su fundación en las principales universidades privadas tradicionales chilenas y es incluso un factor distintivo en algunas universidades privadas de más reciente creación.
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Es injusto, por ello, que se empleen descalificativos tales como que lo privado es sinónimo de segregación o que el hecho de serlo reproduce pensamientos de elite en un país que reclama con razón masificar el acceso y aceptar la diversidad, que de hecho existe, y en abundancia, y que no es más extendido precisamente por una política fiscal de ayudas estudiantiles que discrimina.
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Otra vertiente en la misma línea es la acusación de la falta de pluralismo, ya que la defensa de ciertos principios en instituciones privadas frenaría el diálogo y el respeto de otras ideas.
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El argumento es falaz y también injusto. Me atrevo a decir que cualquier universidad chilena, laica o católica, incluidas las del Estado, hunde sus raíces en la cultura occidental, y todas ellas defienden y piden respetar aquello propio de su ideario fundacional. Nadie duda de que el núcleo de su identidad es el reconocimiento de que el dilema fundamental en nuestro tiempo es anteponer la moralidad de los actos humanos y, por ende, la dignidad de las personas, frente a la dimensión avasalladora y peligrosa de la tecnología o de la ciencia, cuyo responsable directo es el propio hombre.
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Que en la defensa honesta de tales principios, y fieles a sus tradiciones, algunas universidades procuren con pasión la búsqueda de la verdad y con vigor exhorten al ser humano a llevar una nueva vida marcada por todo lo bello y bueno, no las convierte en lugares donde se incuban "pensamientos sectarios" o con "sesgos excluyentes".

En suma, resulta poco atinada la campaña por un nuevo trato. Pese a la pobreza argumentativa, ha generado división en el sistema el poner en tela de juicio el trabajo de tantas universidades privadas que han hecho del aporte a la cultura nacional la razón de ser de sus proyectos académicos.

3 comentarios:

Claudio Vila Ceppi dijo...

EL OTRO CARLOS PEÑA.

"CUALQUIER PARECIDO CON LAS EX AUTORIDADES DE LA UTEM ES PURA CASUALIDAD"

Domingo 01 de Febrero de 2009

Quemarse las manos

"Se trata de hacer un aprovechamiento político de una situación muy complicada" -dijo Pérez Yoma.

La cita -agregó el senador Escalona- persigue "manchar la imagen de un ex Presidente de la República".

"La intención de la cita es enlodar la imagen del ex Presidente Frei, cuando podía haber sido convocada una reunión con altura de miras" -concluyó el senador Núñez.

Todos reaccionaron frente a la citación para discutir el caso de los Mirage. En su opinión, Zaldívar estaría motivado por el deseo de dañar a sus rivales. Por supuesto, es lo más probable (para que se enteren, los políticos dedican buena parte de su tiempo a eso). Pero no importa. No interesa si Zaldívar tenía motivos buenos o malos. Lo que importa es si tenía razones.

En política importan las razones más que los motivos.

Y las razones en este caso sobran.

Después de todo, que un grupo de oficiales se haya dejado sobornar para ejercer sus funciones y que otro puñado de civiles, algunos cercanos al gobierno, hayan recibido comisiones ilícitas, no es poca cosa.

Esgrimir el reglamento, desconfiar de los motivos o pedir altura de miras frente a un hecho de esas proporciones -un conjunto de tipos incapaces de distinguir entre la función que se les confió y sus propios intereses- es simplemente pueril.

Sean cuales fueren los motivos y esté o no esté en el reglamento -y sin duda está-, lo que interesa es debatir el fondo de la cuestión.

El pago de comisiones a intermediarios es cosa común en la industria militar. Vender armas, buques, aviones de guerra y otros artefactos es distinto a vender libros. Hay que moverse en el subsuelo, ser sigiloso, transitar en puntillas, familiarizarse con los pasillos del poder, rodear a los influyentes, etcétera. De ahí entonces que esa industria destine ingentes recursos a pagar brokers de distinta índole, lobbistas de variada eficacia, testaferros de distintas cataduras. Ellos venden desde información a influencias obtenidas por diversos medios.

Y la industria militar, llegado el caso, les paga.

Es cierto. No es precisamente una forma de alcanzar la distinción social, presidir la Sofofa, ganar un puesto en la Unión Social de Empresarios Cristianos o ganar premios al emprendimiento; pero es rentable. En la viña del Señor -o en el mercado, que para estos efectos es lo mismo- hay de todo.

El problema surge cuando quienes autorizan las compras o tienen poder de vetar a los competidores -ministros, funcionarios, oficiales y gente de ese tipo- se dejan sobornar, es decir, cambian una decisión por dinero en interés propio. En pocas palabras, usan el poder que se puso en sus manos como una mercadería a la que ponen precio.

Si hemos de creerle al juez, ese sería el caso de los generales Ramón Vega, Jaime Estay y Florencio Dublé: parte del dinero que se les confió para adquirir material bélico fue desviado, en consonancia con los vendedores, en interés propio. Y todo esto en las narices de las más altas autoridades.

Lo que está pendiente es saber si además hubo o no funcionarios gubernamentales -o políticos con poder de influencia o lobby en el área de defensa- que aceptaron comisiones. De ser así -hay que observar con cuidado- estarán transpirando.

Hasta ahora, las explicaciones de las autoridades de la época -no tienen por qué ofenderse por que se les exijan- han sido más bien formularias. El ex ministro Rojas declaró que el contrato fue celebrado al inicio del gobierno de Frei, como si ello excluyera cualquier responsabilidad suya. El ministro Pérez Yoma, por su parte, alegó que él no había firmado nada, desconociendo así la continuidad de los asuntos gubernamentales.

Para conocer respuestas como esas no era necesario consultarles. Esas no son respuestas de autoridades. Son frases de un litigante cauteloso.

Lo que uno espera de las autoridades es que se esmeren en respuestas más completas. Que relaten al público cuál fue el transcurso del total de la operación, si sabían del peligro de las comisiones ilegítimas, si tomaron mínimas cautelas para evitarlas, si se previó alguna forma de control, si se informaban los conflictos de interés, si se exigía a los funcionarios que los declararan. En suma, podrían contarnos si el Estado, en esta materia, funcionaba de veras o si era una suma de improvisaciones.

Pero las respuestas de todos los involucrados no están a la altura de la gravedad del asunto. Ellos parecen pensar que la única forma de responsabilidad que podemos demandarnos en la vida pública es la legal. Algo así como "si no cometí delito, entonces no hay problema".

Y no es el caso. La vida pública tiene estándares más exigentes. Y quienes desempeñan cargos públicos deben estar a la altura.

Así -una vez que escuchemos sus explicaciones más completas- podríamos examinar el resto de las operaciones con la industria bélica que se han ejecutado todos estos años. Ha habido varias.

Y como están las cosas, debe haber muchos por ahí transpirando, cruzando los dedos y haciendo mandas.

CARLOS PEÑA
RECTOR
U. DIEGO PORTALES

Claudio Vila Ceppi dijo...

Carlos Peña fue un destacado académico de la Fac. de Derecho de la U. de Chile. Actualmente es el Rector de la U. Portales y comentarista Dominical del Mercurio.

Durante el último tiempo, con ocasión de ser nombrado Presidente de la Comisión Asesora Presidencial para la Educación Superior, asumió un el rol de defensor de las Universidades Privadas con fines de lucro oculto tras el pago de arriendos carísmos a las INMOBILIARES que manejan los Controladores (dueños) de dichas instituciones. De esta forma, las universidades no dejan utilidades y en apariencia no tienen fines de lucro, como estipula la ley.

Al parecer las sociedades anónimas que se crearon al amparo de la UTEM, pretendieron usar el mismo recurso de los arriendos y el de fijación de altísismos honorarios para dejar la parte docente despojada de bienes (ver contratos de arriendo de edificio de Vicuña Mackenna).

Esta asociación del mSr. Peña con una de las universidades emblemáticas "sin fines de lucro" le ha hecho perder autoridad moral para "pontificar" en el ámbito educacional.

Sin embargo, como el mismo lo señala, en lo político lo que importa son LAS RAZONES Y NO LAS MOTIVACIONES, y en este caso su argumentación recupera el peso objetivo de los argumentos racionalmente elaborados.

Bienvenida sea entonces su actual análisis de la denuncia del Senado, y ojalá que nosotros en la UTEM, sepamos separar los argumentos de las motivaciones, arma frecuentemente utilizada por los anteriores jerarcas para descalificar a sus oponentes, acusádolos de "querer destruir la "querida universidad".

Claudio Vila C.

Claudio Vila Ceppi dijo...

COMENTARIO RECIBIDO QUE HAGO MÍO:

Una pequeña pero gran diferencia, todo el restante universo de Instituciones de Educación Superior en Chile enfrentarán esta crisis a partir de una situación corporativa relativamente normal, a diferencia de la UTEM que antes que empezara la crisis ya estaba sumida en una muy profunda, con graves problemas presupuestarios y otros que huelga recordar.

Entonces nuestra situación es mucho más complicada de enfrentar.

Por tanto, requerirá de una forma nueva y distinta de enfrentarla, con aportes personales de todos, de lo contrario, con los problemas que ya tenemos, si la morosidad llega a aumentar más de la cuenta, no podremos sustentar las actividades más básicas.

PP. CLAUDIO VILA C.