Estimados colegas:
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A pocos días de una crucial decisión para nuestra comunidad académica me permito presentar a ustedes brevemente los lineamientos de mi presentación al Consejo Superior, cuyo fin inmediato es colaborar en la reconstrucción de nuestra casa de estudios, tras los aciagos acontecimientos sufridos los últimos años.
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Los académicos de la Utem podrán votar en esta oportunidad libremente; exentos de presiones contrarias al espíritu universitario y eligiendo entre aquellas personas que mejor interpreten sus propias ideas.
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Por tal motivo, pongo en vuestro conocimiento lo que este postulante piensa
respecto a las futuras acciones que la universidad debe asumir para superar la situación actual.
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Considerando que los informes elaborados por el CNA corresponden a radiografías del estado de la institución, versus interpretaciones parcializadas de cómo la percibía la autoridad, o como hipotéticamente podía llegar a ser ésta en el corto plazo en condiciones sustancialmente distintas a la que la Utem experimentaba por ese entonces. Y, que lamentablemente carecieron de sustento, como quedó claramente en evidencia a la luz de los informes respectivos.
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No hay espacio para subjetividades ni opiniones ambiguas, pues el Consejo Nacional de Acreditación (CNA) corresponde a una comisión de alto nivel nacional, cuyos miembros son connotados actores de la educación superior chilena y que difícilmente podrían haber actuado con premisas carentes de la idoneidad necesaria para este fin.
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Por lo demás, muchos lo observábamos a diario y nos manifestamos en contra del proceder de la autoridad de entonces.
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La ratificación del deterioro institucional la observamos a diario, con la incertidumbre de desconocer lo que se avecina en el corto plazo y con la legítima inquietud de saber cómo podremos salir de este complicado momento.
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A raíz de ello, mi posición como consejero superior apuntará a los siguientes aspectos:
Contribuir a corregir todos aquellos puntos deficitarios detectados en los informes elaborados por la CNA como ente orientador de las próximas decisiones.
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Lo anterior implica impulsar políticas efectivas en cuanto a los aspectos económicos, para sanear en el mediano y largo plazo la enorme deuda que aqueja a la institución.
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En este punto debo indicar que el proyecto académico está indivisiblemente vinculado a los aspectos financieros, y resulta altamente preocupante la creciente pérdida de captación de alumnos que ha sufrido la Utem en los últimos años.
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Ello encuentra su correlato en hechos como el veredicto negativo de la CNA; las noticias frecuentes en medios de prensa por escándalos financieros y académicos,
un estado de laxitud administrativa que permitió que se sucedieran sucesos francamente inaceptables para el funcionamiento de una universidad perteneciente al consejo de rectores, calidad que se podría perder sin lugar a dudas si no somos acreditados.
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El retorno a la normalidad pasa, según mi opinión, por fijar con realismo el perfil de la Utem dentro del entorno nacional y las regulaciones internas que señalan el límite del accionar de cada uno de sus actores.
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Ello no es extraño a ninguna de las universidades serias, donde las normativas se asumen tácitamente, sin siquiera poner en tela de juicio su origen, dado que son fruto de la racionalidad y comunión de ideas en la búsqueda del bien colectivo. .
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Son precisamente estos componentes los que la Utem extravió, y son los elementos que ella debe progresivamente ir recuperando.
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Vinculado a lo anterior es mi intención impulsar decisivamente la aplicación de la carrera académica como incentivo al mejoramiento continuo de la docencia para cada uno de los académicos de esta universidad.
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Esta herramienta se traducirá en un indicador elocuente para cada uno de nosotros, proveyéndonos de elementos de juicio para mejorar nuestro propio accionar en lo referente a docencia, investigación, extensión y transferencia tecnológica.
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Como cada uno de los actores de la comunidad universitaria cuenta con numerosos derechos, pero a la vez con una apreciable cantidad de deberes que cumplir a cabalidad a fin de prevalecer como opción vigente para próximas generaciones de estudiantes de este país, a fin de garantizar el éxito cierto de la Utem, que dependerá de su calidad intrínseca como entidad de educación superior.
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Cualquier otro considerando resultará secundario para su proyección temporal, y no apuntará al centro neurálgico del problema, pues la calidad de nuestra universidad se propagará a través de la propia calidad de sus egresados, siendo éste el indicador más elocuente que ella podrá presentar.
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Por los motivos señalados, mi candidatura apunta igualmente a realizar, conjuntamente con los otros actores de la comunidad académica, una profunda revisión del estado actual de situación en el ámbito académico y financiero, a objeto de recrearnos sobre bases consistentes y de esta forma ofrecer a la sociedad opciones sustentables y realistas en lo referente a educación superior tecnológica
Los saluda cordialmente,
Esteban Soto Márquez.
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Mayo de 2010
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A pocos días de una crucial decisión para nuestra comunidad académica me permito presentar a ustedes brevemente los lineamientos de mi presentación al Consejo Superior, cuyo fin inmediato es colaborar en la reconstrucción de nuestra casa de estudios, tras los aciagos acontecimientos sufridos los últimos años.
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Los académicos de la Utem podrán votar en esta oportunidad libremente; exentos de presiones contrarias al espíritu universitario y eligiendo entre aquellas personas que mejor interpreten sus propias ideas.
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Por tal motivo, pongo en vuestro conocimiento lo que este postulante piensa
respecto a las futuras acciones que la universidad debe asumir para superar la situación actual.
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Considerando que los informes elaborados por el CNA corresponden a radiografías del estado de la institución, versus interpretaciones parcializadas de cómo la percibía la autoridad, o como hipotéticamente podía llegar a ser ésta en el corto plazo en condiciones sustancialmente distintas a la que la Utem experimentaba por ese entonces. Y, que lamentablemente carecieron de sustento, como quedó claramente en evidencia a la luz de los informes respectivos.
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No hay espacio para subjetividades ni opiniones ambiguas, pues el Consejo Nacional de Acreditación (CNA) corresponde a una comisión de alto nivel nacional, cuyos miembros son connotados actores de la educación superior chilena y que difícilmente podrían haber actuado con premisas carentes de la idoneidad necesaria para este fin.
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Por lo demás, muchos lo observábamos a diario y nos manifestamos en contra del proceder de la autoridad de entonces.
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La ratificación del deterioro institucional la observamos a diario, con la incertidumbre de desconocer lo que se avecina en el corto plazo y con la legítima inquietud de saber cómo podremos salir de este complicado momento.
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A raíz de ello, mi posición como consejero superior apuntará a los siguientes aspectos:
Contribuir a corregir todos aquellos puntos deficitarios detectados en los informes elaborados por la CNA como ente orientador de las próximas decisiones.
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Lo anterior implica impulsar políticas efectivas en cuanto a los aspectos económicos, para sanear en el mediano y largo plazo la enorme deuda que aqueja a la institución.
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En este punto debo indicar que el proyecto académico está indivisiblemente vinculado a los aspectos financieros, y resulta altamente preocupante la creciente pérdida de captación de alumnos que ha sufrido la Utem en los últimos años.
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Ello encuentra su correlato en hechos como el veredicto negativo de la CNA; las noticias frecuentes en medios de prensa por escándalos financieros y académicos,
un estado de laxitud administrativa que permitió que se sucedieran sucesos francamente inaceptables para el funcionamiento de una universidad perteneciente al consejo de rectores, calidad que se podría perder sin lugar a dudas si no somos acreditados.
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El retorno a la normalidad pasa, según mi opinión, por fijar con realismo el perfil de la Utem dentro del entorno nacional y las regulaciones internas que señalan el límite del accionar de cada uno de sus actores.
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Ello no es extraño a ninguna de las universidades serias, donde las normativas se asumen tácitamente, sin siquiera poner en tela de juicio su origen, dado que son fruto de la racionalidad y comunión de ideas en la búsqueda del bien colectivo. .
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Son precisamente estos componentes los que la Utem extravió, y son los elementos que ella debe progresivamente ir recuperando.
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Vinculado a lo anterior es mi intención impulsar decisivamente la aplicación de la carrera académica como incentivo al mejoramiento continuo de la docencia para cada uno de los académicos de esta universidad.
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Esta herramienta se traducirá en un indicador elocuente para cada uno de nosotros, proveyéndonos de elementos de juicio para mejorar nuestro propio accionar en lo referente a docencia, investigación, extensión y transferencia tecnológica.
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Como cada uno de los actores de la comunidad universitaria cuenta con numerosos derechos, pero a la vez con una apreciable cantidad de deberes que cumplir a cabalidad a fin de prevalecer como opción vigente para próximas generaciones de estudiantes de este país, a fin de garantizar el éxito cierto de la Utem, que dependerá de su calidad intrínseca como entidad de educación superior.
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Cualquier otro considerando resultará secundario para su proyección temporal, y no apuntará al centro neurálgico del problema, pues la calidad de nuestra universidad se propagará a través de la propia calidad de sus egresados, siendo éste el indicador más elocuente que ella podrá presentar.
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Por los motivos señalados, mi candidatura apunta igualmente a realizar, conjuntamente con los otros actores de la comunidad académica, una profunda revisión del estado actual de situación en el ámbito académico y financiero, a objeto de recrearnos sobre bases consistentes y de esta forma ofrecer a la sociedad opciones sustentables y realistas en lo referente a educación superior tecnológica
Los saluda cordialmente,
Esteban Soto Márquez.
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Mayo de 2010
4 comentarios:
En UTEM todos se dieron a conocer las propuestas del ex Director de Industrias, que curiosamente propone para la UTEM una serie de medidas que habría sido bueno que las hubiera implementado cuando dirigía la universidad junto al ex rector.
Lo de Suárez es francamente un chiste de mal gusto. Se levanta como defensor de los "perseguidos" (tendrán algo que contar estas desventuradas personas respecto a los chanchullos que hubo en la Utem ?) cuando él fue un verdadero inquisidor mientras fue director de insdustrias.
Todo lo que el propone para sacar a la Utem del hoyo es letra muerta. No sirve. El es co-causante de este desastre y malamente puede presentarse como salvador de la Utem.
Váyase de una vez por todas será mejor, Sr. Suárez. Ya le causó demasiado daño a esta pobre universidad. Váyase a su casa y deje que otros traten de arreglar lo que usted mismo se encargo de destruir.
jajajaj como estan asustados del Aedil Suarez ehhhhh, jjaja sera que no les llego la alegria prometida . Y saben que sacara la mayoría ese es el susto.
Sr Soto.. sin comentarios
En verdad, el susto no es por que salga elegido, sino por la clase de los profesores que lo eligen. Sino miren lo que plantea la Corte de Apelaciones en su fallo:
"...La probidad es un requisito permanente en la administración pública y a ella no escapan quienes ejercen tareas formativas en institutos superiores de enseñanza, los que en cuanto tales formadores, están impelidos a testimoniar a los educandos una proactividad ética -como el descarte de conflictos de intereses- y no solo a transpasarles conocimientos de pura ciencia o técnica..."
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