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LOS VÍNCULOS DE LAS UNIVERSIDADES CON SU HISTORIA:
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COMO PARTE DEL ALMA MATER
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COMO PARTE DEL ALMA MATER
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Faltando pocos días para el futuro cambio de gobierno en Chile, destaca el nuevo gabinete y sus subsecretarios por el origen profesional de sus miembros, en contraste con los de los gobiernos anteriores, predominando en éste los egresados de la U. Católica versus los de la Universidad de Chile.
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Si esto pudiera parecer un detalle insignificante a primera vista, no puede dejar indiferentes a quienes conocen nuestras tradiciones universitarias y han profundizado en las diferencias sustantivas de estas dos "almas mater" más allá de los Clásicos futbolísticos y sus bulliciosas barras.(*)
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La importancia del sello que imprimen las instituciones de educación en sus alumnos es una fuerza que retroalimenta permanentemente su quehacer al colocar metas y establecer un criterio de excelencia a todos los que laboran en éstas.
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Los liceos paradigmáticos, ya sean el Instituto Nacional o el Internado Barros Arana, por nombrar algunos de los fiscales, han dado pruebas del efecto de este sello en la vida del país.
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No menos trascendentes han sido algunos colegios particulares, entre los que destacan los colegios jesuítas a lo largo del país, y muchos otros que dejaron profundas huellas en sus alumnos y a través de ellos en toda la sociedad.
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Esta fuerza es el fruto de conjugar valores sociales superiores y tradiciones de hechos gloriosos, tanto exitosos como trágicos.
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Sin duda, nuestra UTEM, poco a poco había ido construyendo su relato de institución al servicio de los jóvenes que eran la primera generación que llegaban a la universidad en sus familias, contribuyendo a la movilidad social y al desarrollo del país, en la medida que cumplieramos con la máxima calidad posible el objetivo propuesto aprovechando las ventajas comparativas de ser una universidad del estado.
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El carácter tecnológico de nuestra universidad, muy de moda en los años 80 s. también ha sido un factor que ha pretendido ser un factor diferenciador, pese a la debilidad conceptual intrínseca que contiene, pues atenta en lo esencial al concepto de universidad tal como lo previeron los colegas de la USACH (ex Universidad Técnica del Estado) o los colegas de la ex U. Técnica Fedérico Santa María que se desprendieron oportunamente de sus encasillamientos nominales(**).
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Otro distractor que ha desorientado nuestro caminar ha sido el auto apelativo de universidad docente con el que nosotros nos engatusamos y con el que el sistema de educación superior durante los años 90 s trató de justificar a las nóveles universidades privadas que surgían al amparo de la LOCE, replicando en sus inicios por doquier las carreras de tiza y pizarrón, y que ahora prudentemente abandonan, tratando de abrirse a la investigación mediante la captura de los investigadores destacados de las universidades tradicionales.
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En consecuencia, en este periodo de reflexión deberemos hacer un gran esfuerzo para construir nuestro relato y hallar nuestro espacio propio en el contexto Universitario Metropolitano.
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Si esto pudiera parecer un detalle insignificante a primera vista, no puede dejar indiferentes a quienes conocen nuestras tradiciones universitarias y han profundizado en las diferencias sustantivas de estas dos "almas mater" más allá de los Clásicos futbolísticos y sus bulliciosas barras.(*)
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La importancia del sello que imprimen las instituciones de educación en sus alumnos es una fuerza que retroalimenta permanentemente su quehacer al colocar metas y establecer un criterio de excelencia a todos los que laboran en éstas.
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Los liceos paradigmáticos, ya sean el Instituto Nacional o el Internado Barros Arana, por nombrar algunos de los fiscales, han dado pruebas del efecto de este sello en la vida del país.
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No menos trascendentes han sido algunos colegios particulares, entre los que destacan los colegios jesuítas a lo largo del país, y muchos otros que dejaron profundas huellas en sus alumnos y a través de ellos en toda la sociedad.
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Esta fuerza es el fruto de conjugar valores sociales superiores y tradiciones de hechos gloriosos, tanto exitosos como trágicos.
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Sin duda, nuestra UTEM, poco a poco había ido construyendo su relato de institución al servicio de los jóvenes que eran la primera generación que llegaban a la universidad en sus familias, contribuyendo a la movilidad social y al desarrollo del país, en la medida que cumplieramos con la máxima calidad posible el objetivo propuesto aprovechando las ventajas comparativas de ser una universidad del estado.
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El carácter tecnológico de nuestra universidad, muy de moda en los años 80 s. también ha sido un factor que ha pretendido ser un factor diferenciador, pese a la debilidad conceptual intrínseca que contiene, pues atenta en lo esencial al concepto de universidad tal como lo previeron los colegas de la USACH (ex Universidad Técnica del Estado) o los colegas de la ex U. Técnica Fedérico Santa María que se desprendieron oportunamente de sus encasillamientos nominales(**).
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Otro distractor que ha desorientado nuestro caminar ha sido el auto apelativo de universidad docente con el que nosotros nos engatusamos y con el que el sistema de educación superior durante los años 90 s trató de justificar a las nóveles universidades privadas que surgían al amparo de la LOCE, replicando en sus inicios por doquier las carreras de tiza y pizarrón, y que ahora prudentemente abandonan, tratando de abrirse a la investigación mediante la captura de los investigadores destacados de las universidades tradicionales.
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En consecuencia, en este periodo de reflexión deberemos hacer un gran esfuerzo para construir nuestro relato y hallar nuestro espacio propio en el contexto Universitario Metropolitano.
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EN DESARROLLO
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(*) NOTA: El señalar estas dos grandes universidades como ejemplos de instituciones que dejan y han dejado huella no pretende agotar su espectro. Son notorios los casos de Universidades regionales como la U. de Concepción o la U de Valdivia o la Fedérico Santa María, o nuestra actual Universidad de Santiago que no se avergüenza de su pasado técnico, cuyos ex alumnos se enorgullecen y se glorían de haber egresado de sus aulas.
.(**) NOTA: Los apelativos de distinción más frecuentemente usados son de carácter patronímicos, como es el caso de la U. de Concepción, U de Valparaíso, U. Católica, U. Andrés Bello, Universidad Austral, etc. evitándose los adjetivos de encasillamiento disciplinarios como podría ser el de Universidad Artística o Universidad Filosófica o el de Universidad Científica.
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Son en consecuencia, tanto en las Universidades Tradicionales como en las Nóveles, raros los casos de Universidades con estos apellidos, aparte de las Universidades Pedagógicas (UMCE y U de Playa Ancha) y la UTEM entre la estatales; y la Universidad ARCIS y UNIAC entre la privadas. (Estas últimas han evadido el problema usando sus siglas como nombres de fantasía , desprovistas de contenido semántico) .
2 comentarios:
Buen tema miscelaneo....
Una diferencia sustantiva relativamente importante es que la U, Católica está en un puesto superior que la Chile en el Ranking mundial respecto a calidad.
Sin embargo, ambas ocupan un puesto insignificante. Esto es, se encuentran bastante abajo en este ranking.Por consiguiente, de nada tienen que creerse.
Seguramente en este artículo se hace referencia a diferencias ideológicas bastante sustantivas, pero es bueno turnarse, sobretodo cuando la gente se cansa de lo mismo con gusto a poco.
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